Una noche con mi monstruo
Una noche con mi monstruo
Una vida ordenada, estable, serena… Aparentemente dulce en su quietud. Incómoda detrás de la máscara. Una mente que recorre siempre las mismas carreteras, encontrando los mismos destinos. Tristeza insonora, risa enlatada.
Y allá estás tú, a veces cerca, a veces lejos, ese monstruo del cambio. Siempre presente… Cambio que rechazo una y otra vez hasta que se hace demasiado evidente que tengo que mirarte a esos feos ojos. Ojos de desafío, reto e incomodidad. Es la llamada de la aventura que a veces viene en forma de cielo y a veces en forma de trueno. Esta vez rayaste hasta el centro de mi tierra… Tronaste hasta destrozarme el corazón. Y aún así te rechacé, ojos feos, mirada repulsiva. Mejor me quedo aquí… La llamada es cada vez más fuerte, mi rechazo me dice que no soy suficientemente valiente. Y aún así, sin remedio, como John Wayne, ensillo el caballo… Qué miedo…
Te abro la puerta… y de repente tus ojos me parecen increíbles, excepcionales… Solo es una mirada engatusada que me arrastrará hacia la travesía del desierto. Y me dejo llevar… Es un desierto seco, árido, espinoso, duro… tanto que me doy por vencida y caigo en la noche más oscura de mi vida… Esa noche, ese momento en que crees que jamás saldrás de ahí, como Gepetto en la barriga de la ballena. Ese momento donde toda luz parece para otro, ese momento donde cuesta poner un pie delante del otro y caminar hacia algún lugar porque simplemente no sabes a dónde ir, porque simplemente no sabes cuál es tu lugar… Ese momento donde nada tiene sentido sin tu risa enlatada…
Con arañazos de rabia, desgarros de tristeza y puñetazos de dolor me vuelvo a poner en pie… tambaleando… sin fuerzas… y me dejo caer en esa duna de dudas sin fin… Quiero volver atrás pero ya no puedo… Mis puertas del pasado están atascadas… imposible abrirlas… Prueba, tras prueba, sólo puedo avanzar malherida… Cierro los ojos y respiro deseando sumirme en un sueño profundo y dulce que termine con este sufrimiento. Y me duermo…
Despierto, aturdida, desencajada… y ahí, en mitad de las grietas de mi piel cuarteada… una flor recién nacida… en el suelo yermo yace una hoja muerta y conocida.
Sin quererlo he cumplido una misión en mi viaje del guerrero. Vuelvo a casa aunque en el fondo no vuelvo porque ya no soy la misma… Algo ha muerto. Me miro en el espejo y veo a otra… Bienvenida… Ahora empieza tu vida…
Y tú…
· ¿Has hablado ya con tu monstruo?
· ¿Cuántas veces se te ha presentado y te has escondido?
· ¿A qué esperas para mirarlo a los ojos?
¿Quieres que te acompañe a hablar con tu monstruo?
Muchas gracias por leerme y…
Ojalá seas tú todos los días de tu vida
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