Todo por última vez
Como ya sabes me estoy preparando para vivir durante un año con lo que cabe en una maleta, sin casa (o muchas, según se mire).
Pero no todo son flores y violas. La decisión de libertad también tiene su “lado oscuro”.
Dejar esta casa en la que he vivido 3 años increíbles y en la que viviré hasta mañana está siendo todo un proceso.
Hablamos mucho del proceso de construcción de los sueños pero poco de la deconstrucción de los mismos.
¿Cuántas veces hemos tenido que deshacer proyectos, relaciones, desandar algunos pasos hasta encontrar de nuevo el camino correcto para el alma?
Deconstruir es duro, sí. Pero también te ayuda a darte cuenta de todo lo que costó construir y te refuerza la idea de que, si fuiste capaz de hacerlo una vez, seguro que puedes, al menos otra más.
¿Pero sabes qué es lo mejor de este proceso?
Que durante todo este mes, cada día, había algo que iba a pasar por última vez.
Última vez que tendría mi estupenda librería, que podría cocinar con esos utensilios, que me despertaría con dos gatos, que iría a pasear a los perros, que iría a tomar café en Maia de Figueres, que iría a Barcelona en coche y me equivocaría (como siempre) en la misma salida, que iría al coworking a hacer directos, que me tomaría el riquísimo cheescake de Claudio en el Bar Sindicat de Navata, que iría a comprarle pienso de gato especial a Susi en la Plaça del Gra, última vez que se me resistiría encender el fuego del salón, última vez que me iría a dormir en este colchón, con este nórdico especial que me hace sentir como si me abrazara un oso.
Última vez.
Todo pasa por última vez si lo piensas bien.
Porque aunque se repita, nunca será igual.
Cuando vives las cosas como si pasaran por última vez es como si la percepción de la duración de los tiempos cambiara. Todo se vuelve más lento y más rápido a la vez, ¿me sigues?
Cuando vives las cosas como si fuera la última vez, de pronto, es como si las vivieras por vez primera.
Supongo que te escribo esto porque vivir así este mes me ha aportado:
– Estar presente
– Ser más amable
– Ser más humana
– Sentirme más conectada con la vida y con los demás
– Confiar plenamente en que las cosas son como tienen que ser, incluso aunque no lo parezcan
– Desapegarme de quien creía que era o de lo que creía que quería
– Abrazar quien fui porque es quien me trajo hasta aquí
– Admirar mi valentía, mis logros y mis progresos con amor
– Quitarle importancia a lo no importante
– Darle importancia a lo que se lo merece y a quién se lo merece.
Espero que puedas dedicarte unos segundos para respirar.
Te invito a disfrutar de cada pequeña cosita, a encender esas velas sin estrenar, a honrarte todo lo que puedas, a poner esa música que te eleva el alma, a escribirle a esas personas que impidieron que te sintieras sol@ este año que has dejado atrás.
Dales las gracias, diles que las quieres o simplemente piensa en ellas si ya no están.
Deja en 2023 lo que no te quieras llevar a este 2024.
Escribe en un papel lo que quieras dejar en 2023 y quémalo.
Escríbete una carta con tus deseos y propósitos para 2024 y cierra el sobre. No lo abras hasta el 1 de enero de 2025.
Prepárate para lo que viene.
Créeme 2024 va a ser un año tremendo.
Ojalá podamos vivirlo como se merece.
Porque 2024 también pasará por última vez.
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!