Soy tu fan
¿Eres fan de alguien o de algo? Tanto si es que sí como si es que no, puede que este artículo te interese.
Tengo que reconocer que comparándome con otros fans, soy una fan bastante mediocre. Me explico. No dormiría en un saco, al raso y con frío por estar en primera fila. Ni siquiera por Muse… ¡Imagínate!
Hice 6 horas de cola antes de que el concierto empezara. Me decía “por favor, no me haría eso a mí misma, eso de dormir al raso… ¡qué indigno!”, “ qué ridiculez, dormir fuera por alguien”, pero lo cierto es que solo las personas que asumieron los más altos y grandes sacrificios obtuvieron su sitio en primera fila. Los de segunda fila, bueno, ellos hicieron sacrificios, pero no los suficientes. Y los que estábamos en tercera fila, hicimos un sacrificio “razonable”. Pero un tercer puesto no es un primero. Creo que podemos estar de acuerdo en esto.
Y eso es una lección de vida.
¿En qué fila de la vida estás? Y si esa es en la que quieres estar, ¡fantástico!
Ahora bien, llegar justo una hora antes del concierto y quejarte por estar en la fila 20 es lo que nos suele pasar en la vida.
Miramos a otros, sus talentos, sus éxitos, nos comparamos, pero jamás observamos los sacrificios y riesgos que han tomado.
¿Quién está en primera fila de la vida?
Aquel cuyo objetivo es lo más y casi lo único importante. Prácticamente no hay nada, ni nadie que interfiera entre el individuo y su objetivo. Hay una atracción casi magnética entre ambos. Una pasión, devoción, foco, enamoramiento que se alimenta día a día para que siga creciendo.
¿Y esto a dónde conduce?
Ser fan, de los buenos, te lleva a, para empezar, tener que definir un objetivo de manera muy clara. ¿Cuál es el siguiente concierto, dónde? Conlleva estrategia (inversión en tiempo y dinero), planificación, desarrollar la fantasía, la memoria (de las letras de las canciones), conocimiento (de la banda, de los discos, de su historia,…) , aumenta tu capacidad como detective (a veces convirtiéndote en un staker profesional xD), la capacidad de organizar. Muchas veces también representa desarrollar trabajo en equipo (junto con otros fans), la equidad, poner límites (especialmente con los codos) y, sobre todo, muuuuucha paciencia y postergación de gratificación.
El gozo mayor viene precedido siempre de un gran sacrificio y de unos momentos previos de gran imaginación, fantasía y grandes expectativas. Esto es, no solo se disfruta del evento en sí, sino que el viaje comienza en el momento en que te compras la entrada para el evento de tu ídolo.
A esto de ser fan se le añade una particularidad, quizás traspasable a la realidad: en el fondo de tu ser, como fan, hay algo que quiere ser visto por tu ídolo. En lo más profundo, lo que quieres es ser importante para aquellos que para ti lo son. ¿Te suena? Quieres ser visto, reconocido, quieres importar y, especialmente a tus ídolos.
Hay algo de oscuro también en esta dinámica que, quizás (ojalá que no) también te suene. Yo hago grandes sacrificios por ti, te doy, me entrego y espero una migajita de ti. Con eso tengo para toda la semana porque viene de ti, ¡oh, ser a quien considero tan especial y casi autoridad de mi propia vida!
Además, existe un periodo (no sé si neurótico o no) en el cual imaginas que los miembros de la banda te hablan, te regalan su guitarra, una sonrisa o te dedican una canción. Como la imaginación no tiene límites, puedes pasarte semanas, meses y años viendo vídeos, escuchando música, memorizando y accediendo a los escenarios más inverosímiles relacionados con tus ídolos. Puedes incluso verte a ti mismo como la futura pareja de alguno de los integrantes del grupo o paseando tranquilamente por Central Park siendo la envidia de todas las miradas… La imaginación, repito, no tiene límites.
¿Y hay que ponérselos? ¿Hasta qué punto es “sano” fantasear? ¿En qué momento pasa de ser algo nutritivo y excitante a algo nocivo y perverso? No tengo la respuesta… pero intuyo que el límite está en el beneficio de la acción. En el momento en que deja de aportar beneficios para mi, para mi entorno o para el mundo, puede ser el momento de aterrizar a tu realidad.
Pero, ¿qué pasa cuando mis más alocadas fantasías ocurren?
La mía no ocurrió, pero la de un fan sí. Te cuento…
En el concierto al que fui, un fan escribió en un cartel que era su concierto número 8/8 del tour y 140 en total y le pedía al guitarrista y vocalista, Matt Bellamy su guitarra. Después de todo, Matt Bellamy tiene el récord guiness mundial en romper guitarras tras finalizar sus conciertos, así que le pareció que, ¿por qué no dársela a él? Matt Bellamy leyó el cartel y accedió. A mi no me tocó una guitarra pero después de un gran ensayo de ojos de cordero degollado conseguí que el técnico de sonido me entragara en mano una púa de Muse que recibí cual lingote de oro. Te puedes imaginar la emoción…
Así que, a veces, las fantasías se cumplen. Mucho de ello depende de cuánto lo quieres, un poco de suerte y estar en el momento perfecto.
Te contaba en el anterior mail que, por regla general, cuando culmino un objetivo, me visita el vacío. En el viaje de ser fan, esto no pasa. ¿Por qué? Porque cada vez que culmina un concierto, no pasa nada. Así como para el escalador o para el alpinista siempre habrá más montañas que escalar o que culminar, así, para el fan, siempre habrá más eventos a los que acudir. Y, además, aunque se escalen las mismas montañas, la experiencia siempre cambia. Porque tú nunca eres igual.
Siento que lo más adictivo de ser fan se reduce -o amplía- a lo que sientes..
Como dice Florenece & The Machine (otro de mis ídolos) Where do I put my love? ¿Dónde pongo el amor?
Ser fan te permite expresar tu amor sin límites por alguien.
Tienes “permiso” para sentir, para expresar, para volverte loco por alguien sin riesgo a ser rechazado.
En el camino, estás sintiendo todo esto dentro de ti. Es lo mismo que nos ocurre cuando nos enamoramos. Siento que no nos enamoramos del otro. El otro refleja en mí su luz y yo tengo la oportunidad de reflejar en otro la mía. Creo que usamos a nuestros ídolos o a las personas a las que admiramos para inspirarnos y obtener su luz.
Pero la realidad es que lo que vemos en nuestros ídolos ya reside en nuestro interior. Simplemente al percibir a nuestros ídolos con la mirada de mayor admiración sentimos esa admiración en nuestro interior. No podemos sentir hacia otro algo que no esté ya dentro. Y tampoco podemos sentir fuera. Por eso nos emborrachamos de esa sensación.Porque tenemos objeto de expresión sin necesidad de ponerle límites. Contamos con la máxima libertad de expresión saliendo ilesos de la experiencia.
Dicho de otro modo, cuando nuestros ídolos se expresan ante nosotros, especialmente si lo hacen de manera “unaplogetic” (ayúdame a traducir esta palabra, por fi), de alguna forma, nos dan permiso para que nosotros también podamos compartir y expresar nuestra propia luz. Si algo se nos mueve al estar en presencia de nuestros ídolos es porque eso mismo está en nuestro interior. Ellos reflejan su luz en nosotros, sus espejos. Y la relación es de mutualismo. Ellos, sin nosotros, tampoco podrían reflejar en nadie su luz.
Siento que beber de la luz de otros es muy necesario. Hace un tiempo hice un taller llamado “La gente necesita a gente que inspire” donde hablaba de ello (cuéntame si quieres que lo vuelva a hacer 🙏🏼). El caso es que cuando no salimos de ahí, cuando nos hacemos “adictos” a la luz de los demás, de algún modo, no estamos permitiéndonos ser la luz para otros.
Quizás en este, ser fan, ¿podríamos estar condicionando nuestra autoestima en algo externo, como la luz ajena?
Piensa por un momento en alguien a quien admires mucho. ¿Alguna vez has observado que hayan perdido “el oremus” por alguien o por algo? A lo mejor han perdido el norte, pero jamás les he visto perderlo por alguien que no conocían de nada.
Entonces, como “fans”, ¿por qué perdemos “el norte”?
Cuando eres fan de otros todo el tiempo y, cuando digo fan, esto también incluye a alguien que admiras o alguien por quien pierdes el oremus, ¿crees que esta posición en la que tú te sitúas podría ser una manera de posponer la expresión de tu propia luz? ¿Podría ser una manera de colocar en manos de otros la responsabilidad de tu propia autoestima? ¿Qué pasa si solo somos capaces de sentir nuestra propia luz cuando otros la reflejan en nosotros?
Así que si, como yo, tú también eres fan o pierdes el oremus por otros, pensemos sobre esto.
– ¿Qué es eso que verdaderamente quieres?
– ¿Qué es eso que solo puede ser conseguido a través de tu propio espíritu?
– ¿Tu yo del pasado es fan de tu yo presente? ¿Qué haría falta para que lo fuera?
– ¿Qué tiene que tener tu yo del futuro para que seas su fan?
– ¿A qué estás esperando para convertirte en tu propio fan?
– ¿Qué pasaría si fueras un poquito más fan de ti?
– ¿Qué, por fin, podría ser expresado y compartido a través de ti?
– ¿Qué aportarías al mundo?
Siento que, tanto tú como yo tenemos algo único y especial para expresar y compartir con el mundo, una manera única de dar servicio, de servir. Y déjame decirte algo: el mundo te está esperando. El mundo está deseando ver esa expresión tan única que solo puede venir de ti.
So use me,
But then do your own thing.
Find your own swing
And spread your seeds
For others to take flight.
Please, tell me…
What would it take for you to become your biggest fan?
¡Muchas gracias por dedicar tu valioso tiempo y energía a conectar con mis palabras!
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!