Si no te atreves a soltar…
¿Te atreves a irte cuando ya no es tu sitio?
¿Te atreves a soltar cuando ya no es para ti?
¿Y cuando sabes que tú no eres para él/ella?
A lo mejor recibes señales para que te vayas pero hay algo de ti que se resiste a marcharse. Y aunque las señales se hagan cada vez más y más grandes no te vas. Te quedas.
Puede que sientas cada vez mayor incomodidad ahí o bien las cosas no fluyen, tienen demasiadas dificultades. Pero te quedas.
¡Ojo! No estoy hablando de aquellas dificultades o adversidades que te hacen crecer desarrollan. Hablo de esos obstáculos que parecen gritarte que por ahí no es. Pero te quedas.
Y tú insistes e insistes porque es más fácil seguir por ese camino que abandonarlo.
Puede ser una especie de orgullo o superación personal. Aunque también puede ser por miedo a hacer responsable de la decisión de irte.
Es como si esperaras que esa otra persona o situación se hiciera responsable del acabar con eso que a ti te da miedo acabar.
Si estás en un momento así no se pasa bien.
Si estás en un momento así, te invito a seguir leyendo. No estás sol@.
En momentos así, parece que la Diosa Kali viniera a destruir para que puedas renacer.
Como si la vida te pidiera volver a empezar.
Pero esta vez con todo lo que sabes.
Dime una cosa, si algo destruyera todo lo que tienes, lo que has construido y poseído,
¿Qué camino escogerías?
Si te pasa como a mí, solo de imaginártelo puedes sentir casi terror.
Pero te puedo asegurar que…
Cuando la vida te cierra puertas es para reorientarte hacia un lugar mejor.
Y, tranquil@, aunque no sepas muy bien por dónde seguir hoy, tu yo del futuro te cubre las espaldas.
Y, recuerda, cada día, si tú quieres, puedes volver a empezar.
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!