¿Quieres que la vida sea más fácil?

¿Sabes? La dificultad es aquello que te define. Es ahí donde un humano se da forma. En la dificultad.
Imagínate sino una escultura.
¿Cómo es definida y embellecida? Cuando algo la “destruye”. Cuando se le quita lo que le sobra. Cuando rompe en ella un martillo o una maza, cuando talla en ella un cincel, cuando modela en ella un puntero, o cuando, quizás la pula un disco de corte diamantado.
No le pidas a la vida que sea más fácil, por favor.
Pídele contar con las capacidades y habilidades, con los conocimientos y experiencias como para estar a la altura de las circunstancias.Eso decía Jim Rohn.
No le pidas a la vida que cambie.
Deséate a ti mism@ el cambio.
Porque cuando tú cambias, todo cambia (Marcel Proust).
¿Sabes? Llevo tiempo escuchando, leyendo y ahora, por fin, entendiendo un poco mejor (solo un poco) eso de que “la realidad no existe”. Eso de que la realidad es subjetiva, aunque, estarás de acuerdo conmigo, quizás que a veces es muy real que tu cuenta bancaria no esté como esté, que tus relaciones puedan mejorar, que el vecino es muy ruidoso, que los impuestos no paran de subir, etc. Sí, eso es real pero…
De todos los componentes que destellan de la realidad, ¿en cuáles te estás fijando tú?
Y a eso se refieren con que “nada cambia. Yo cambio, todo cambia”.
En realidad, lo único que ha cambiado es que tu cerebro está entrenado a percibir a través de los 5 sentidos, cosas, relaciones, emociones y confirmaciones acerca de creencias que antes no tenías.
Si me permites, pondré un ejemplo personal al respecto.
Cuando llegué del Kilimanjaro tuve un aterrizaje “espectacular”. Mi casa tenía una plaga de un insecto llamado “chinche asiática (Halyomorpha halys). Se trata de una especie de orden hemíptera y de la familia pentatomidae, por si te interesa curiosear. No es que hubiera una, dos, ni treinta, me las encontraba por centenares… Por todas partes. Por mucho que hiciera, volvían a aparecer. Tras un par de días usando la aspiradora como si fuera John Wayne, caí en una buena gripe que me dejó noqueada unos días. Varios clientes pospusieron sus proyectos, otro se pusieron más exigentes de lo habitual y, para más inri, recibí 3 multas en la misma semana 🥵. Al cóctel vamos a sumarle un par de temas relacionales y… como dice mi amiga Carme Brit, obtenemos el efecto racimo. No es que haya nada grave en sí mismo pero todas las cositas, todas las uvitas juntas, al final, pesan.
La realidad es la que es. Estamos de acuerdo.
Tuve mi momento de sobrepasada.¿Por qué? Pues por mis conclusiones acerca de todo lo que pasaba. El cerebro percibe aquello que confirma sus paradigmas o conclusiones acerca de la vida. El cerebro no para de estar “en busca y captura” de todas aquellas evidencias que confirmen sus “puntos de partida”. Por eso, cuando ocurren “desgracias”, casi nunca vienen solas, porque ya se ha activado el paradigma relacionado con las “desgracias” y, ahora, tu cerebro no para de querer encontrar la evidencia que confirme dicha conclusión o filtro de la vida.
Entonces, de la misma manera que el cerebro buscar confirmaciones de las “desgracias”, ¿es posible revertir el proceso enviándole al cerebro la orden de que se ponga “en busca y captura” de realidades algo más alentadoras? La respuesta es sí. Aunque has de ser consistente.
¿Qué te puede ayudar a mandar otras órdenes a tu cerebro? Las preguntas.
Lo que verdaderamente me sacó de mi atolladero fue formularme las siguientes preguntas:
¿Quién quiero ser en medio de este huracán?
¿Es posible desarrollar algo dentro de mí que no haya sacado antes GRACIAS a todo lo que está pasando?
¿Cómo puedo salir airosa de esta situación?
¿Qué sabe mi yo del futuro que yo no sé acerca de cómo resolver esto?
Al obtener presión y obstáculos externos pude “fortalecer” los músculos de mi mente. Cada vez que estaba a punto de “perder el norte”, volvía a las preguntas…
¿Esta es la que quieres ser? Esto es lo que está pasando ahora, sí. Pero la pregunta es, ¿esta es la que quieres ser tú aquí?
¡Sal de ti! ¿Qué harían otros en esta situación?
Quizás te parezca una tontería, pero a veces en momentos así me imagino a Lincoln, Kennedy, Martin Luther King, Maria Teresa de Calcuta, Mandela o incluso a Jesús y me pregunto, ¿ellos cómo responderían ante una situación así?
Todos estos días, desde que volví (con el paréntesis de Berlín) me han ayudado enormemente a moldear mi ser a través de preguntas y reflexiones. Al cuestionarme quién quiero ser en la adversidad y qué “yo” deseo diseñar para mi futuro, mi percepción ha comenzado a cambiar y, en consecuencia, mis comportamientos.
Casi todo tiene solución.
No te sorprenderá que te cuente que las soluciones han comenzado a aparecer de manera fluida: A) Vinieron unos expertos a exterminar a los encantadores bichitos (lo sé… he deseado que trascendieran de la mejor manera posible y que pasen a una vida mejor 😊), B) Han aparecido nuevos clientes, C) He pagado todas las multas; D) He recuperado mi salud; E) Los temas relacionales han desaparecido por completo y… Bonus track: Tengo la casa más limpia que nunca 🤓
Entonces, es cierto. La realidad es la que es y, a veces, discúlpame, es una mierda. Y, a veces, no viene en forma de “racimo de uvas”, sino en forma de mojón o de yunque.
Sea lo que sea por lo que estés pasando y, -ojalá no estés pasando por ninguno de estos momentos- recuerda… Esto también pasará.
Y lo que quedará no es la situación, sino en lo que tú te has convertido a través de ello.
Me habrás oído ya repetir…
Cada adversidad contiene en sí misma la semilla para la oportunidad, dicho por Napoleon Hill.
¡Ríndete! Gracias a todas estas adversidades, gracias a Dios nada graves, pero sí “ruidosas”, los cinceles, mazos, martillos y pulidores me han moldeado o podría decir que me he dejado moldear por ellos. Hay algo poderoso en relajarse y rendirse ante la adversidad. Rendirse en sentido “surrender” y no en el sentido “tirar la toalla”. Rendición como aceptación y confianza radical de que la situación alberga una experiencia enriquecedora y poderosa para ti y tu desarrollo.
¡Respira! ¿Sabes? Algo que no puedo dejar de decirte es que cada vez que entraba en “spinning” mental, respiraba hondo y decía, ¿puedes mirar por encima de la niebla de esta situación? ¿eres capaz de ser más grande que la situación? ¿puedes permitirte conectar con tu yo que ya lo ha resuelto? Y, automáticamente, sentía que algo en mi cuerpo y en mi mente se relajaba.
Pregúntate y, si quieres, cuéntame…
¿por qué adversidades estás pasando?
¿cómo estás dejando que te moldeen?
¿en quién te estás convirtiendo GRACIAS a las adversidades, obstáculos o mojones?
¿cómo tendrían que ser tus pensamientos y comportamientos actuales para que tu yo del futuro te mirara orgulloso?
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!