Para soltar la COR-AZA se necesita COR-AJE
En el post de hoy te propongo hacer un “mini-viaje” para el cual te invito que tengas un papel y un boli a mano, ¿vamos?
Este viaje va de ti en el mundo, de quién eres tú en el mundo, de quién eres para el mundo, de quién es el mundo para ti. ¿Te das cuenta de lo importante que eres para el mundo? Por si acaso no lo tenías presente, hoy te lo recuerdo: ERES IMPORTANTE PARA EL MUNDO.
¿Pero sabes qué pasa? Que de vez en cuando te olvidas de esto porque te distraes. Sí, ya sabes cómo… te dejas llevar por personas, situaciones, inercias y, lo peor de todo, te dejas llevar por tus pensamientos. Me refiero especialmente a esos pensamientos que hacen que te sientas pequeñ@, no suficiente, incapaz o abatid@.
Todos esos pensamientos saboteadores te llevan a construir una COR-AZA (propio de un revestimiento de protección) con el fin de no sentir el dolor que te causan estos pensamientos. Curiosamente, te colocas una armadura para defenderte del exterior, cuando tu mayor enemigo se halla entre tu coraza y tú, ¿ves por donde voy?
Tu miedo a fallar, a fracasar, a tener éxito, al rechazo, al abandono, a la traición, al dolor… está dentro de ti y no fuera. Y no hay nada que puedas hacer para que otra persona actúe de una determinada manera. No hay nada que puedas hacer para cambiar gran parte de las circunstancias externas, tan solo puedes hacer algo con la experiencia que vives de ellas.
Ahora bien, si encierras dentro de ti a todos tus saboteadores, estarás más cerca de sentirlos de manera latente y constante en tu día a día. No es sorprendente entonces que haya tanta enfermedad mental encerrada dentro de los cuerpos, de las mentes, de los corazones y de sus corazas. Es como si encerráramos a nuestros monstruos dentro de nosotros. En lugar de dejarlos fuera, les construimos una casita para que se pongan cómodos y vayan ocupando cada vez más terreno.
Cuando te quieres dar cuenta, les estás dando de comer, haciéndoles un masaje y dándoles un besito antes de dormir, ¿será posible? Pues sí, eso haces cuando vives con tu coraza. Les das de comer precisamente a esas partes de ti que más te hacen sufrir. Es como si al no conseguir prestarte a ti mismo atención desde lo positivo, consiguieras tu propia atención desde lo negativo. Al final, solo es atención.
Déjame que te cuente…
Tu mejor amigo y tu peor enemigo se encuentran en el mismo castillo. Tu coraje y tu coraza conviven en el mismo lugar y eres tú –y solamente tú- quien les da de comer, quien les entrena, quien les da atención, quien les hace grande y también pequeños.
La pregunta aquí es… ¿quién quieres tener más presente en tu vida? ¿A tu coraza o a tu coraje?
Y no… Como dicen en inglés… there’s no easy way out.
No hay una manera fácil de salir, ¿sabes por qué? Porque para soltar la COR-AZA, se necesita COR-AJE (tirar el corazón por delante). Ir sin coraza por la vida significa tener el corazón abierto, sea cual sea la circunstancia. Significa dejar que la vida pase por ti y no solo tú por la vida. Y esto implica dejarte caer, rendirte, sentir…
Y no, no existe coraje sin miedo. Si no tienes miedo entonces no es coraje. Si no tienes miedo en algún nivel, entonces no tienes el corazón abierto (o no estás vivo ).
Ejercicio:
Entonces, para responder a la pregunta de cómo me deshago de mi coraza para vivir más libre, necesitamos pasar por otras cuestiones previamente…
- ¿A qué no te estás atreviendo ahora mismo en tu vida?
- ¿Cuáles son aquellas cosas que harías o dejarías de hacer si no tuvieras miedo?
- ¿Qué estarías haciendo si no fuera por ese pensamiento que te está sirviendo de excusa?
Antes de que contestes, te invito a poner una hoja en horizontal y, justo en el medio, dibujar un muro. Imagínate que tú estás a la izquierda del muro ahora y, a la derecha del muro está tu yo sin coraza, valiente, con el máximo coraje.
A la derecha del muro te animo a escribir las respuestas de las anteriores preguntas. Déjate llevar y anota todo lo que puedas (quizás es a expresarle algo a alguien, a abrir tu corazón, a amar, a cambiar de trabajo, dejar una relación, mudarte, iniciar un proyecto, a romper con un hábito de pensamiento, a empezar a hacer algo, a dejar de hacerlo, … )
¿Lo tienes?
Seguimos entonces…
Ahora te animo a escribir dentro del muro la respuesta a la siguiente pregunta:
¿Qué hay entre mi yo actual y mi yo más valiente?
Una vez tengas la respuesta, pregúntate…
¿Qué quiere esto que he escrito en el muro para mí? Es decir, si por ejemplo, yo he puesto, miedo, inseguridad, … Lo que haré a continuación es preguntarle a mi “miedo”, ¿qué quieres para mí? Quizás la respuesta es “protegerte”, “que no falles”, “que no te rechacen”, “que no hagas el ridículo”, “que no tengas que hacer algo desconocido para ti”, …
Si ya lo tienes vamos a por el siguiente paso…
Imagina que en tu mano tienes una tiza mágica… ¿la tienes?
Si la tienes, te animo a dibujar una puerta que posibilite pasar del lado de donde estás al lado de tu yo más valiente.
¿De qué está hecha la tiza? ¿Y la puerta? De estas preguntas deberías obtener recursos. Por ejemplo, la tiza está hecha de compromiso, de deseo. La puerta está hecha de valentía, de confianza.
Y ahora… por último, te invito a cerrar los ojos e imaginar que ya estás del otro lado.
¿Quién eres tú sin tus miedos, sin tus obstáculos, sin tus muros, sin tus corazas, sin tus saboteadores?
Y… así es como debería ser…
¿A qué esperas para ir por la vida con el corazón abierto? ¿Para cuándo guardas tu yo sin coraza? ¿Cuándo te parece un momento? Porque Nunca es demasiado tarde… y lo sabes.
¿Toca ya cambiar? ¿Toca ya atreverse? ¿Toca ya que podamos disfrutarte en tu máxima esencia?
Pues… ¿Cuál es el primer paso que puedes dar para pasar al otro lado del muro?
El primer paso es el más difícil. Después solo queda seguir caminando y confiando, con el corazón abierto, que todo se irá colocando. Todo estará bien. Tú estarás bien. Yo estaré bien.
Y… antes de acabar… Me permito compartir contigo una presuposición…
El mundo te necesita. El mundo te necesita amándote.
Y tú también te necesitas así.
Que hoy puedas, más que nunca, atreverte a ser tú con lo que hay ahora.
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!