No le des la espalda a tu oscuridad
No le des la espalda a tu oscuridad.
Ella contiene semillas que desean brotar a través de ti.
Y cada semilla contiene dentro de sí la oportunidad de tu desarrollo.
En ti viven pensamientos que desatan emociones de tristeza, de rabia, de desilusión, desmotivación, de desamparo, soledad, abandono, pesar, dolor.
Todas estas emociones son colores de ti. Son territorios a explorar. Ningún color es mejor que otro si los conoces y eres tú quien decide pintar – en lugar de dejar que te pinten a ti.
Con cada color conocido, con cada emoción experimentada te conoces de una manera diferente, te conectas con una parte de ti que desea ser explorada e iluminada.
Cada vez que te sientes triste o te invade la rabia son estos rincones de ti que desean ser vistos. Desean que tú, el o la observador/a los veas.
Imagínate que tienes dentro de tu ordenador un virus en el sistema y tú no lo sabes. No eres consciente de ello. Lo único que ves es que tus programas no funcionan, se bloquea la pantalla, etc. Esto último funciona como indicador de que algo no va bien. ¿Cuál es la única manera de eliminar ese virus? Pasarle un antivirus y descubrir dónde está la causa que provoca las disfuncionalidades. Una vez la encuentras, puedes pasarle el “antídoto”.
Con tu mente ocurre lo mismo. ¿Y quién, afortunadamente te indica que hay un “virus”? Las emociones. Por lo tanto, las emociones NO son la causa, son el indicador de que algo no está en su estado de equilibrio y máxima funcionalidad.
Igual que el estado natural del ordenador es funcionar, el estado natural del ser humano es la no resistencia, la armonía, el amor, la alegría (o eso quiero creer yo). Las emociones desagradables tan solo te indican que hay algo que resolver en el sistema. Y gracias a que existen las emociones tenemos la oportunidad de pararnos y revisar qué ocurre. Aunque no siempre les hacemos mucho caso… Y es entonces cuando se enquistan, cuando hacemos campamentos base alrededor de de ellas o bien caemos en depresión o ansiedad.
Vamos a poner el caso de que llegas a casa, hech@ polvo de tu día y tienes como ganas de llorar o sientes cierto enfado. Nada más llegar, la persona con la que convives te pide que hagas algo, tu emoción, por tanto, no puede ser expresada, le contestas mal o no… Pero hay algo dentro de ti que quedó atrapado, sin respirar, sin su espacio. Te vas a dormir. Te levantas con cierta inquietud. Sigues con tu día sin parar. A menos de que puedas “descargar” esta emoción de alguna otra manera y “compensar”, esta emoción necesitará seguir buscando una salida. Si no la encuentra fuera, irá dando vueltas en tu sistema entrando en un bucle infernal.
Las emociones, son como ollas a presión, si hay mucha cantidad y no encuentra un modo funcional para expresarse, lo haré de la manera que encuentre (y normalmente no es la más funcional).
No sé si estarás de acuerdo conmigo pero, en ocasiones, la simple expresión de esa emoción desagradable disuelve su existencia. Pongamos el mismo ejemplo: llegas tarde a casa, cansad@ y te sientas en el sofá y, de golpe, comienzas a llorar, sin saber muy bien por qué. Se acercan a ti y simplemente te acompañan. Puede que te abracen, sin querer sacarte de donde estás, solo acompañándote. De pronto, esa emoción encontró su espacio, fue vista y “ya está contenta”. Tú sientes alivio y más conexión contigo y… Aquí paz y en el cielo gloria.
No siempre tendrás la suerte de tener a alguien quien te sostenga como necesitas y, mucho menos si no lo expresas, pero siempre tendrás la oportunidad de ver, de darte un espacio, de tomarte un tiempo, de reflexionar, de vaciar la olla antes de que explote.
Una de las maneras de vaciar la olla es darle la cara a tu oscuridad. Es poner encima de la mesa todo aquello que piensas que normalmente te desata una emoción negativa. Es darle un espacio a todo lo no llorado, lo no gritado, lo no expresado. Y, te animo a hacerlo, siempre, en un contexto seguro.*
Libera esas emociones sin expresar ya que es a partir de entonces que se te abrirán las puertas a decidir bajo que pensamientos y paradigmas quieres percibir el mundo. Y, es entonces, cuando, de repente, un día, milagrosamente algo que antes te ponía triste o te enfadaba, ya no lo hace. Ya no va contigo. Porque tú ya no eres eso. Pero eso solo ha sucedido porque has visto.
Me despido repitiendo…
No le des la espalda a tu oscuridad.
Ella te habla y solo te espeja para que te veas con más luz.
Ella te señala con el índice hacia el lugar contrario tu potencialidad.
Y tú, en medio, decides.
¿Todavía le quieres dar la espalda a tu oscuridad?
¿Y si ella, es en realidad, tu mayor maestra?
Si te atrevieras a verla, ¿cuánta luz serías capaz de expresar?
Como la noche oscura permite que las estrellas brillen con más fuerza, del mismo modo tu oscuridad sostiene tu luz.
Desde aquí, te abrazo con todos tus colores, hasta con los negros, grises y marrones porque todos ellos forman parte de ti, porque todos ellos pintan el maravilloso cuadro que eres tú.
¡Qué lindo sería si todos nos quisiéramos con todos nuestros colores!
Me imagino que ese, precisamente es el viaje. Así que…
¡Te deseo un viaje de infinitos colores!
🙏🏼 Gracias por dedicarme tu valiosísimo tiempo y energía🙏🏼
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!