Gracias, te quiero, lo siento
Gracias, te quiero y lo siento:
la clave de todo se esconde en estas tres palabras
Gracias, gracias, gracias
Te quiero, te quiero, te quiero
Lo siento, lo siento, lo siento
Solo el pronunciar estas palabras ya tiene un efecto en tu neurología. Se abre algo aquí. Y si se abre para mí, también se abre para ti seguro. Estoy convencida.
Y también estoy convencida de que hay alguien a quien no está de más que hoy le digas “te quiero”, o “gracias” o quizás “lo siento”. Seguro que hay alguien. Piénsalo.
Incorporar esta práctica a tu vida fortalecerá tu sistema inmunológico:
Es posible que creas que sea el otro el que deba dar el paso a veces pero el caso es que eres tú quien está leyendo estas líneas. Imagino que será por algo. Y, si quieres, piénsalo como en un regalo que te haces a ti mismo. Cada vez que das las gracias de corazón o dices “te quiero” o “lo siento” elevas tu coherencia cardíaca y eso hace que tu sistema inmune funcione mucho mejor*. Solo por esto, ya habrá valido la pena, ¿no crees? J
Pero creo que te conozco y, si ya vas a estas alturas del texto, no lo harás solo por los innumerables beneficios que tendrá para ti hacerlo, sino que, en lo profundo, sabes el efecto poderoso que tiene este gesto convertido en acto.
Díselo aunque creas que ya lo sepa:
Es cierto que a veces sentimos que “ya lo saben”. Ya saben lo mucho que les queremos, ya hemos conversado sobre lo que sentimos y ya hemos agradecido tantas veces por tanto. Sin embargo, siento que el amor que subyace a estos tres gestos funciona como un multiplicador de energía positiva.
Recordamos aspectos negativos y quejas sin cesar, quejas que ya hemos tenido antes. Eso sí, eso no importa repetirlo. Lo único que invito es a que, ya que repetimos lo negativo, ¿por qué no recordar el amor?
Ahora te toca a ti: ámate, date las gracias, perdónate:
Tú… ¿tú te recuerdas a diario el amor que sientes por ti? Tú, la única persona que va a pasar el resto de tu vida contigo.
¿Te lo has recordado esta mañana al levantarte? ¿Te has recordado que te quieres? ¿No crees que es algo suficientemente importante como para recordarlo cada día? ¿Has pensado en el efecto que tiene el hecho de que te ames, seas agradecido contigo y con la vida y que te perdones en lo más profundo?
Recuerda que no vives solo:
Cuanto más te quieras y cuanto más te lo digas, todos los que están a tu alrededor también lo harán. No sé si tienes hijos pero si los tienes, no dejes de recordárselo.
Nada cambia, yo cambio. Todo cambia.
Marcel Proust
¿Aceptas la invitación?
La invitación de hoy es a que conviertas estos tres gestos en actos, contigo y con las personas a las que les hace tanta falta escucharlo de tu boca. Y ojalá no sea un whats ap o un texto, ojalá lo puedas pronunciar y publicar en voz alta, con valentía y coraje.
Ojalá hoy no te canses de decir “te quiero”, no se gasta, que puedas ver y enfocarte en todas aquellas cosas por las que sí puedes estar agradecido. También deseo que hoy puedas dejar el pasado donde debe estar. Atrás. Y que desde aquí, hoy, puedas soltar el peso de lo que tengas que perdonar a ti o a alguien con quien tengas vínculo en tu vida. En realidad, te confieso… No tienes nada que perdonar ya que…
Cuando me di cuenta de que no tenía nada que perdonar fue porque me di cuenta de que solo tenía muchísimo que comprender.
Te mando un abrazo y como siempre…
Ojalá seas tú todos los días de tu vida.
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