¿Es hora de descubrir tu tesoro escondido?
Me gustaría hacerte una pregunta, ¿sabías que dentro de ti hay una puerta?
Hay una puerta que lleva a una cueva…
Dentro de esa cueva está el tesoro que estás llamad@ a encontrar.
Pongamos el caso de que hoy es tu último día sobre la FAZ de la tierra. Así que, total, decides ir ahí adentro, hacia lo más profundo de ti para descubrir ese tesoro del que nadie jamás ha sido testigo, ni siquiera tú.
Imagina que, por la razón que elijas ahora, vale la pena abrir esa puerta, entrar en esa cueva. ¿Preparad@? Decides descender por sus escalones de piedra que se adentran en una cada vez mayor oscuridad en forma de caracol.
Parece que nunca acaben… Bajas y bajas, cada vez más y más profundo, cada vez más y más oscuro. Quizás, puedas incluso notar, cómo tu corazón se acelera poco a poco a medida que sigues bajando. Miras hacia arriba y lo sientes lejano, tan lejano que hasta sientes nostalgia, porque hay algo dentro de ti que ha tomado una decisión y que sabe que no hay vuelta atrás.
Pisas algo que se mueve, pegajoso y viscoso. Se trata de una serpiente. Gritas. Sientes miedo, tu cuerpo se encoje, tu vista se enfoca, tu respiración se acelera y casi puedes escuchar tu propio corazón latir… Aún podrías volver atrás. Vacilas. ¿Y si vuelvo? De pronto, todas aquellas voces se suceden las unas a las otras, rogándote volver por donde has venido. La puerta por la que entraste se cierra. Oscuridad total.
Respiras hondo. A estas alturas, ¿qué podrías perder? Mirándolo bien, ya has perdido muchos minutos de vida por tantas cosas, relaciones y situaciones que no han valido la pena. Das un paso hacia delante, mientras la serpiente te observa desafiante, la miras a los ojos y sigues andando hasta que ella mide tu valentía. Te permite pasar.
Respiras de alivio y así, vas avanzando, serpiente a serpiente, apoyándote solo en tu confianza y en el deseo, que ahora es ardiente, de descubrir cuál es tu tesoro oculto.
Ya no quedan más escalones por descender. Te encuentras en una pequeña cámara, iluminada tan solo por una vela, que parece que lleve siglos esperándote. Un cofre custodiado por el gran Dragón se vislumbra en el centro de la cámara.
No pierdes de vista a ese ser que te reta con sus ojos en llamas y es entonces cuando lo sientes. Una víbora te ha picado el tobillo y caes al suelo. Sientes un dolor punzante por todo el cuerpo y cómo tus músculos se van paralizando poco a poco. El veneno recorre impune tu sangre dejándote prácticamente inmóvil. Casi sin poder respirar y llorando lágrimas de impotencia, te das cuenta de cuánto quieres vivir. Justo aquí, ahora…Ahora vienes a darte cuenta de cuánto quieres vivir. Ahora.
Y no, no es eso. No es que temas morir. Es que temes hacerlo sin haber descubierto qué hay en ese cofre… Has llegado tan lejos y no… No te puedes ir, todavía no.
Le pides a tu cuerpo que, por favor, te espere antes de abandonarte. Te arrastras como un gusano, al borde de perder la consciencia, con un hilo de aire, sintiendo que son tus últimas inhalaciones… Ya estás cerca…
Más picadas… gritas. Puede que sea tu último grito…
Y en un último y desesperado intento por vivir, le ruegas al gran Dragón que te consienta llegar al cofre. El Dragón se hincha de fuego y, cuando crees que ya vas a morir, el gran custodio te libera con sus llamas de la invasión de millares de serpientes. Aprovechas la oportunidad para dar un último paso y tomas el cofre entre tus manos, exhalando con gran dificultad.
Ha llegado el momento… Retiras el cierra metálico y lo abres.
Está vacío.
Comienzas a reír y llorar a la vez sonoramente dentro de esta escena de la Divina Comedia en la que te encuentras. Y, antes de que puedas pensar en la locura que acabas de hacer a cambio de nada, tus pulmones comienzan a hincharse generosamente, tus músculos recuperan su movilidad y tu corazón vuelve a bombear sangre normalmente por todo tu cuerpo.
Te tumbas mirando hacia arriba, exhaust@, y el techo de la cueva comienza a iluminarse por la luz de la luna y las estrellas. El techo ha desaparecido. Y esta cueva también.
El tesoro oculto era tu coraje. El coraje para permitirte la máxima expresión de ti.
· Los objetivos que nos ponemos son excusas para poder descubrir nuestros tesoros.
· No hay peores serpientes que las que mantienes vivas en tu interior.
· Dentro de nosotros habita un gran Dragón capaz de vencer cualquier serpiente.
¿Te cuento un secreto?
Hemos escondido un cofre en un lugar aún más profundo de ti…
¿Te atreves a encontrarlo?
Te estamos esperando desde hace mucho tiempo y estamos deseando que vivas, que vivas de verdad.
✏️ Preguntas para seguir dándole vueltas al coco…
¿Cuáles son tus conclusiones? ¿Qué objetivo te plantea entrar en tu cueva?
¿Qué representan las serpientes para ti en esta historia? ¿Cuánto las alimentas?
¿Y el gran Dragón?
¿Cuándo es un buen momento para descubrir tus tesoros más grandes?
Me despido de ti agradeciéndote que hayas confiado en mí para acompañarte en estas líneas. Gracias por confiar en ti por haber decidido leer hasta aquí. Gracias a este momento que estamos compartiendo.
🙏🏼 Gracias por dedicarme tu valiosísimo tiempo y energía🙏🏼
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!