Encuentra tus llaves y vuela
Hoy me apetece compartir contigo algunos pensamientos. Me encantará que me dejes un comentario con una palabra cuando acabes de leer este post.
Si me permites, empiezo…
Somos nosotros, creadores del tiempo los que nos hicimos esclavos de él. Somos nosotros, constructores del dinero, los que nos volvimos sus siervos. Somos nosotros almas libres, las que nos encarcelamos en los límites de nuestra propia mente.
“Te dimos el cuerpo, la mente y el corazón para que pudieras experimentar con tus cinco sentidos lo que tu alma libre y energía eterna no podían. En lugar de utilizar este regalo para vivir con más intensidad, te encarcelaste con barras de ideas y esposas de constructos que sólo tú te creíste. “
De todo lo que es posible creer en esta vida, tú te has creído todo esto.
Pero, ¿sabes qué? Hay mucho más. Y, lo que te voy a decir ahora, igual te suena algo raro. Hay mucho más si sales de la trinchera y hay mucho, mucho más si entras en ella.
¿Qué quiere decir esto? Que la liberación de tus barreras solo puede venir por el conocimiento de ellas, entrando muy adentro de ti. Ahí están las llaves. Por otro lado, este reconocimiento de tus barreras implica salir de ellas y poder observarlas desde fuera. Por eso, repito, hay mucho más. Hay mucho más si entras profundamente en ti y también si te observas desde fuera. Entra para identificar, sal para desidentificarte.
Conócete a ti mismo. Así reza el “cartel” en la entrada del templo de Apolo en Delfos.
Cada barrera, cada miedo, cada inseguridad, cada límite, conlleva dentro de sí la semilla de oportunidad para salir de ella y pasar al otro lado. ¿Y qué es el otro lado?
“Te dimos el cuerpo, la mente y el corazón para que pudieras crear sin límites con tu fantasía, tu imaginación, tu arte, tu capacidad de crear, de construir, de colaborar, de contribuir, de dejar un mundo que, con tu huella, sirviera como ejemplo e inspiración. En realidad, si nos permites confesarte, te dimos todo eso para que disfrutaras, para que gozaras y te expandieras como nunca antes.
Desde aquí, queremos decirte que nos alegrarías mucho a TODO (no, no le falta una “S”) si pudieras atreverte a salir de lo que te has creído que eres, de lo que te has creído que puedes, de lo que te has creído que mereces, de lo que te has creído que deben ser las cosas. Si pudiéramos, te gritaríamos “Come on, do it. Love harder”.
Te susurraríamos “eres amad@, admirad@ y estás protegid@ por todos nosotr@s. Te abrazaríamos fuerte y te enseñaríamos lo que pasa cuando te amas locamente. Pero luego, siempre recordamos que es tu camino, tu libre albedrío y que nosotros solo estamos aquí para observarte y amarte sin condiciones. Te amamos con todo. Tanto que no te haces una idea. Te amamos tanto…”
Pero, ahí estás tú, en tu día a día. Atrapad@ con tu rutina, tus quehaceres, tus circuitos mentales repetitivos, tu creencia de que es el exterior el que debe cambiar para que tú seas más feliz, con esos pensamientos que te dicen que no puedes porque “bla bla bla”. Ahí estás tú, ¿verdad?
Quizás te es más fácil seguir como estabas hasta ahora, pensando como hasta ahora, desayunando como hasta ahora, relacionándote como hasta ahora, huyendo como hasta ahora, sobreviviendo como hasta ahora.
Y no, no voy a entrar en el discurso de “sé tu mejor versión” o “saca lo mejor de ti” o “empuja y presiónate y llévate a otro nivel supremo”. No, hoy no. Al menos hoy no.
Hoy no va de eso.
Hoy va de hoy.
Hoy va de ti.
Y algo me dice que quizás hay alguna parte de tu realidad con la que no estás a gusto ahora y, déjame decirte, estás a tan solo un pensamiento de cambiarla.
Si estás aquí, observando la realidad que estás observando ahora y, tienes el privilegio de estar leyendo esto (es decir, no estás muriendo de hambre, ni en guerra, ni en una situación muy desfavorable), entonces significa que estás dónde estás por cómo estás haciendo las cosas.
Por cómo piensas, por cómo hablas, por cómo haces, por cómo amas. Por cómo te amas. En resumen, tú tienes las llaves y tú tienes el candado.
El candado representa tus límites y las llaves son tus ganas de comprometerte contigo. Conócete a ti mismo, comprométete contigo y mientras sigues caminando, aprende cada día a amarte más y, ojalá mejor.
Y, hoy, mientras te digo estas palabras, quizás también me las digo a mí. Gracias a ti, nos recuerdo aquellas cosas que siento son importantes compartir.
Compartimos tanto tú y yo. Tanto que ni te imaginas.
Ambos estamos aquí, junt@s y, ¿sabes qué? Eso es lo más grande. Que no estamos solos.
Lo más grande de ser humanos es que UBUNTU: Yo soy porque nosotros somos.
Me encantará leer tu respuesta en comentarios. Te invito a concentrar tu respuesta en una sola palabra (máximo dos o tres).
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!