Donde todavía no te conoces
Tu punto de vista de la vida coincide con el punto vibracional en el que estás.
¿Esto qué significa?
Que tal y como “vibras” es lo que recibes del exterior.
La realidad es como ERES, no como ES.
Imagínate que todos los seres humanos somos como emisoras de radio, así como receptores de radiofrecuencias.
Esto significa que, como radios, tenemos el potencial para poder sintonizar con cualquier emisora.
¿Pero de qué depende la emisora con la que sintonizamos?
Depende de en qué frecuencia estamos.
¿Y eso de qué depende?
De nuestras emociones.
¿Y éstas de qué dependen?
De nuestras interpretaciones.
¿Y éstas de qué dependen?
De nuestros filtros.
¿Y éstos de qué dependen?
De nuestros aprendizajes, experiencias, educación, …
Ahora bien. Esos filtros “ya están” ahí y nos llevan a comportarnos de cierta forma en el mundo con el fin específico para el que nacieron: sobrevivir. Gracias a ellos, todavía eres capaz de leer este post. Estás con vida.
Estos filtros que conducen a unos ciertos patrones, que nos llevan a unos ciertos hábitos, hacen que nos sintamos más seguros desenvolviéndonos por el mundo.
Todo ok hasta aquí.
El problema es que muchos de esos filtros, patrones y perspectivas acerca del mundo muchas veces nos limitan. Especialmente en el terreno de lo creativo.
Somos seres creadores por naturaleza.
¿Te has dado cuenta de cómo te sientes cuando has creado algo?
Lo que sea. Puede ser un plato de comida, un dibujo, música, un proyecto, una experiencia,…
El acto creativo va directamente relacionado con la autoestima y el placer de la existencia.
Conseguir cosas que antes no existían nos da un enorme placer.
Este placer tiene que ver con nuestra naturaleza humana, con nuestra capacidad de convertir pensamientos en cosas o experiencias. Con nuestra posibilidad de manifestar en lo tangible lo intangible. Es magia.
Desde el terreno más artístico, pasando por el del desarrollo personal, hasta el más “business” convertir ideas o pensamientos deseados en realidades posibles es emocionante, ¿o no?
Pero hay algo más en todo esto.
¿Para qué nos querríamos poner todos estos objetivos o cosas para crear en nuestra existencia si, solo a través de la imaginación, ya podemos sentir lo que se sentirá una vez conseguido?
Si lo piensas bien, es curioso que necesitemos objetivos para sentir cosas que podemos sentir ahora si nos concentramos el tiempo suficiente.
Mi hipótesis y, aquí dejo la cosa por hoy, es que el hecho de proponernos objetivos, proyectos o planes nos aporta los escenarios adecuados para desarrollar nuestras capacidades. Esto es, para expandirnos.
¿Para qué estás aquí si no es para expandirte?
Rompe el hábito de ser tú y permítete experimentar escenarios donde aún no te conoces.
En beneficio para ti.
En beneficio para tus hijos, si los tienes.
En beneficio para todas las personas que te rodean.
En beneficio para todos.
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!