Dejar atrás a los fantasmas del pasado (Hawkins)
Te confieso que dejar ir es uno de los temas de mi vida. Desde que, con 7 años, me separé de mis hermanos por motivos laborales de mi padre, dejar atrás ha sido una constante en mi vida.
La creación de los mecanismos de defensa:
Al principio y, por falta de recursos, uno de mis mecanismos de defensa más recurrentes fueron el enfriamiento emocional, el aislamiento y construir mi mundo paralelo con mis propias fantasías que hacían de la soledad un lugar algo menos hostil. Los gatos, los protagonistas de mis cuentos.
Más adelante, por no querer sentir la vulnerabilidad y el dolor de echar de menos mi tierra, mis hermanos, mis amigos del colegio y mi entorno seguro, lo que hice fue recurrir a un nuevo mecanismo: me ultraadapté al nuevo entorno en Barcelona. Como buena adolescente, mi meta era única: encajar.
No era consciente de todo lo que estaba perdiendo por no dejar ir, por no aceptar la nueva situación, por no entregarme a lo que no podía explicar, ni razonar. De lo que me he dado cuenta con el tiempo es de que lo único que dejé ir en esa época fue mi autenticidad.
Pasó el tiempo y conocí a mi primer y gran amor. 12 años de relación con todos sus colores, una entrañable boda, una triste firma de divorcio. Y ahí reaparece la historia. No nos engañemos, hasta que no les ponemos consciencia, las historias se repiten una y otra vez en diferentes versiones y géneros cinematográficos.
En este caso, mi historia era aquella que contaba que separarse de tus seres queridos no duele. Hasta que lo hace.
Nada es como uno quiere que sea cuando no depende de uno.
Gran lección que me llevó a la siguiente pregunta…
¿Quién soy yo para decir que las cosas han de ser diferentes?
Respuesta demasiado dolorosa como para asumirla justo después de una separación con tan fuerte vínculo. El enfriamiento emocional y el aislamiento de la realidad surgen con más fuerza que nunca con la gran intención de anestesiarme y, con ello, evitarme el sufrimiento.
Pero tanto movimiento al final… movió. Y lo que un día sirvió de anestesia, al final lo hacía de dolor.
Un día, sin darme cuenta paré y, sin querer, dejé que todo saliera.
Ahí empecé a entender qué significa en lo profundo dejar ir. Dejar el pasado donde debe estar: atrás.
Tal y como yo lo vivo, dejar ir es reverenciar la realidad con humildad y dignidad. Una realidad que se impone sin que tú puedas hacer nada por cambiarla, más que aceptarla y entregarte a ella, con Fe.
Eso es dejar ir, es la Fe más grande y absoluta que no entiende de religiones, ni de razones porque precisamente se trata de aceptar algo que no atiende a ninguna razón que tú, como ser humano, le puedas otorgar. Sí, te puedes explicar la historia que quieras, que ese cuento per se, no te va a colocar en el lugar que tú elijas, sino en el que debes estar. Eso es dejar ir. Entregarte a lo que es. Honrar lo que fue. Abrirte a lo que será. Con todo. Respira.
Solo tres cosas me han ayudado en este camino de dejar ir:
- Honrar lo que fue:
Dejar ir requiere de un trabajo de consciencia, agradecimiento y amor muy potente y humilde. Para seguir adelante y abrazar el presente es importante que te des el permiso de dejar atrás lo que le pertenece al pasado.
A nivel práctico, te invito a escribir de manera libre volcando en el papel o en la pantalla estos 4 aspectos:
- Qué agradeces a esa persona
- Por qué le pides perdón
- Qué le deseas
- Dónde vas a guardar el recuerdo y, por tanto, honrar, la relación*
*Recordemos que normalmente no estamos apegados a las personas si no a las relaciones que se generan entre una persona y otra. Por lo tanto, guardamos el recuerdo de la relación y no de la persona.
- Abrazar y agradecer lo que es
Quedarnos anclados en el pasado y no dejar ir impide vivir en el presente. El presente, como su propia palabra indica es un regalo. Cuando miramos a otro lado, de alguna manera estamos despreciando este presente, que es el día de hoy, que es estar vivo hoy.
Por lo tanto, te invito a que agradezcas cada día lo que tienes hoy y que abraces cada oportunidad y posibilidad que hoy te ofrezca. El ayer no volverá por mucho que lo que quieras mantener en tu presente. El ayer, tal y como lo piensas hoy, no es, ni será. Por tanto, mejor, da las gracias por hoy y al ayer, déjalo atrás.
3. Entregarme con humildad y confianza a lo que la vida tiene preparado para mi
Algo que me sigue costando es tener absoluta Fe en que todo lo que trae la vida, en el momento y en el formato en que lo hace. Hay situaciones incomprensibles, dolorosas y difíciles que lo único que invitan es a elegir tres caminos:
- Quejarte y mantenerte en el pasado y elevar tu nivel de toxicidad y el de los que comparten la vida contigo.
- Querer entender, dándote mil razones que expliquen por qué esto es así.
- Aceptar y aprender de lo que es. Cambiar lo que puedo cambiar y rendirme a lo demás.
Yo me planto en la última, ¿y tú?
En resumen… Echa tus deseos a volar… Que si son para ti volverán. No lo dudes. Mientras tanto, confía. No hablo de resignación. Hablo de amor. Amar lo que es. Eso sí te hará libre.
Gracias por leerme y, ojalá seas tú, más ligero, todos los días de tu vida.
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Encuentra toda la información y pasos acerca de cómo dejar ir en la obra “Dejar ir” del Dr. David R. Hawkins