Descubre tus creencias limitantes y aprende cómo cambiarlas para vivir la vida que deseas
Los resultados que obtienes en la vida dependen, en gran medida, de las creencias limitantes que sostengas sobre ti, sobre los demás y sobre la vida. ¿Te has fijado que hay algunas personas a las que parece que la suerte les sonría y otras que, viniendo de circunstancias socio-económicas y educativas parecidas, parece que todo les va en contra siempre?
Nuestras creencias condicionan nuestra actitud, nuestra actitud nuestras habilidades y capacidades y éstas condicionan, a su vez nuestro comportamiento visible en el mundo.
Las creencias limitantes (así como las facilitadoras o potenciadoras) nos acompañan incluso antes de nacer, según algunos expertos. Haber adquirido estas creencias no depende solo de nosotros, sino de todas las circunstancias que nos rodean: familia, educación, estatus socio-cultural, amistades, genética, etc. La buena y la mala noticia acerca de las creencias limitantes es que solo depende de nosotros cambiarlas, a través de su identificación, reconocimiento y superación/sublimación.
Antes de seguir avanzando en cómo cambiar las creencias limitantes…
¿Qué son las creencias limitantes?
Son aquellos pensamientos que has hecho tuyos en base a la observación o a la experiencia. Muchas de estas creencias son inconscientes y la mayoría de las creencias limitantes provienen de la infancia. Son como una huella inconsciente (impronta) que determina cómo afrontarás la vida en sus diferentes ámbitos en la adolescencia y en la edad adulta.
Cada creencia fundamenta nuestros patrones mentales y contiene:
- Por lo menos una experiencia asociada (observada o vivida). Ej.: Cuando lloré mi madre me ignoró + cuando lloré mis amigos se rieron de mí.
- Una interpretación asociada: Llorar hace que mi madre me ignore + Llorar hace que mis amigos se rían de mí.
- Una sensación asociada: rabia/tristeza
- Una afirmación: Llorar es de débiles/si lloro no me harán caso/si lloro se reirán de mi = Es mejor no llorar.
Un gran ejemplo de creencia limitante que va muy acorde con la historia del país es “ no tenemos dinero”, “no hay dinero”, “hay que guardar el dinero”, “ojo, no gastes dinero”, “el dinero se va”, “el dinero da la seguridad”, “el dinero es para ricos”, “el dinero pervierte”, “para ganar dinero hay que esforzarse muchísimo”. Debido a nuestros antepasados y sus circunstancias, las generaciones posteriores, aún sin haber pasado hambre, hemos “heredado” de alguna manera sus creencias, concepto, interpretación y relación con el dinero. Y eso, sin ni siquiera plantearnos si esa “ley” sigue vigente.
Las creencias limitantes suelen paralizarnos, impedir que avancemos y mantenernos en la zona de confort, como describe Platón en el Mito de la Caverna. La intención de las creencias limitantes es de protegernos, impedir que nos pase nada “peor”. El salir de la caverna, es decir, el cuestionarse si estas creencias siguen vigentes es un proceso valiente, muchas veces duro y que pone en duda cómo hemos actuado y vivido hasta el momento. Este proceso de autoconocimiento supone un viaje al interior muy profundo e implica superarse a uno mismo, pasar de pantalla, ganar momentos de felicidad que uno mismo ha provocado, aprendizajes valiosos, reencontrarse con uno mismo, descubrir quien uno realmente es y vivir acorde con ello, vivir desde la autenticidad, la esencia y el coraje…
¿Qué más te puedo decir para convencerte de que este viaje, el viaje de tu vida, vale TODA la pena?
¿Por qué cuesta tanto cambiar las creencias limitantes?
Todas las creencias limitantes tienen una función básica de supervivencia y de protección. Por lo tanto, a menos de que cubramos su función con otra estrategia mejor, la creencia permanecerá en nuestras vidas para siempre. Dicho de otro modo, las creencias limitantes nos hay ayudado a estar donde estamos, a ser quiénes somos y siempre han “querido” lo mejor para nosotros pero en algún punto de nuestras vidas dejan de sernos útiles.
Para entenderlo mejor, podemos utilizar la metáfora de un software de ordenador. En un principio la versión 0.1 servía para que el ordenador funcionara perfectamente y, a medida que han pasado los años, mantenerse en esa versión dificulta que todos los elementos del sistema funcionen correctamente. Lo mismo con nuestras creencias limitantes. Han sido útiles durante un tiempo y una vez determinamos que ya no lo son, es hora de actualizar nuestro software.
Otro de los motivos por los que las creencias limitantes nos condicionan gravemente es porque somos terriblemente fieles y consecuentes con lo que pensamos. Es decir, el cuerpo, nuestro foco, nuestra energía y nuestros actos van a ir absolutamente en consonancia con lo que pensamos, es decir, con nuestras creencias limitantes. Romper esas creencias limitantes aún será más complicado cuando ello implique romper con una creencia familiar. Ej.: en mi familia nadie se ha divorciado, por lo tanto, yo aunque sea tremendamente infeliz, no lo haré. Ej.: En mi familia el dinero ha costado mucho de ganar, por lo tanto, yo no gastaré, ni seré mejor que mis padres.
En la adolescencia o edad adulta pueden crearse creencias limitantes, sin embargo, si una persona tiene creencias fuertes y amorosas sobre sí misma, incluso ante un estímulo desagradable muy fuerte puede restaurarse y recomponerse con facilidad (ver concepto resiliencia). De ahí la importancia mantener actualizadas nuestras creencias y que éstas sean lo más facilitadoras posible.
Hablando de creencias limitantes… “¡No puedo!”
El ejemplo más clásico de creencia limitante que probablemente todos hayamos experimentado o estemos experimentando en estos momentos es la creencia de “no puedo”. El “no puedo” puede adquirirse por
- Observación
- Comparación
- Impronta externa
- Experiencia y falta de refuerzo positivo
Por ejemplo, si de pequeños hemos observado que nuestra madre no puede subir a un avión y a esa edad confiamos plenamente en nuestros adultos, igual adquirimos su “no puedo” y lo hacemos nuestro. Esto ocurre también con intolerancias alimenticias, fobias a insectos, miedo a la soledad, etc.
Otro ejemplo, puede ser que jugando a algún deporte de pequeños nos hayamos comparado con algún compañero que lo hiciera mejor que nosotros y eso nos provocara una sensación de “pequeñez” y preferimos “no actuar” que actuar pequeño. De ahí nacen muchos “no puedo”.
También puede ocurrir que el comentario provenga desde el exterior. Es lo que llamamos impronta (una huella que nos hace asociar una conducta/experiencia con una interpretación, en este caso negativa). Comentarios como “no puedes dibujar”, “no sabes cantar”, “lo haces fatal” funcionan como huellas muy potentes en nuestra tierna infancia que hacen que realmente creamos que no podemos.
Sin embargo, ¿Cuántos genios de la historia fueron “víctimas” de estas creencias limitantes y han demostrado al mundo que las creencias son solo eso… Creencias (Véase la historia de Los Beatles, Albert Einstein, Shakira, Oprah W. entre otros).
Y, por último, si en casa o en la escuela hemos escuchado comentarios como “déjalo”, “no vale la pena”, “no te va a salir” mientras estábamos llevando a cabo alguna actividad puede desalentarnos en un futuro a intentar cualquier cosa que se salga de nuestro área de dominio. Sin embargo, si contamos con un entorno que nos anima a seguir y seguir y premiando cada prueba, nuestra autoestima se verá reforzada y nuestra capacidad de salir de la zona de confort aumentada. Si tiramos la toalla en el periodo de aprendizaje de cualquier actividad, nos quedaremos siempre a las puertas del éxito.
Atreverte a cuestionar tus creencias limitantes representará un antes y un después en tu vida y te aportará una visión que nunca antes habías ni siquiera soñado.
Cambia tu mirada y cambia tu vida
Cómo decía Wayne Dyer, “si cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras cambian.” Justamente la semana pasada, hablaba aquí en el Blog sobre cómo un cambio de actitud puede transformar tu vida.
Cómo cambiar tus creencias limitantes
1- Toma una decisión. Para poder transformar tus creencias es necesario tomar la decisión de querer cambiarlas y eso, solo depende de ti…
2- Reflexiona e identifica: Una vez tomes la decisión será importante que tomes un espacio y un tiempo para reflexionar y explorar cuáles son las creencias que más te impiden avanzar en tu vida. Si eres de las personas a las que les puede resultar más útil expresar que pensar, para esta fase puede ser muy positivo un acompañamiento externo. Este proceso de exploración de las profundidades de uno mismo no siempre es fácil, ya que uno sabe, en el fondo, que puede encontrar cosas que no le gusten. Contar con un sostén no solo te aportará perspectiva sino también sensación de apoyo y mayor capacidad para profundizar de manera segura.
3- Comprende. En esta etapa te invito a darte cuenta de que nadie ha dicho o hecho nada con la intención de limitarte, sino que todo lo observado o vivido era lo mejor que podía ser en ese momento con los recursos que había. Hay una frase que siempre me acompaña en esta etapa y es…
Cuando me di cuenta de que no tenía nada que perdonar fue cuando me di cuenta de que solo tenía mucho que comprender.
4- Acepta. Comprender no lo es todo y hay una siguiente etapa que, en muchas ocasiones, es muy dura para nuestro orgullo (ego) y es la de aceptar con todo. Aceptar que eso es lo que hemos creído y puede que aún creamos. Es parte de nuestra historia. Sin aceptar, ni abrazar lo que fuimos y lo que somos, no podemos avanzar. Es absolutamente necesario reconocer la utilidad y la función que han tenido cada una de nuestras creencias limitantes para poder darles la bienvenida a las nuevas. Encuentra tu manera creativa de aceptar y reconocer tus antiguas creencias. Hay quien dibuja la forma de la creencia, hay quien le escribe una carta de agradecimiento y hay quien le compra un billete de tren para mandarla bien lejos… Encuentra tu forma de honrar tu pasado para poder avanzar hacia tu futuro deseado.
5- Aprende y crea una nueva creencia. Ahora es el momento de observar cuál era la función de tu creencia limitante para poder cambiarla. Este, es quizás el paso más complicado ya que muchas veces creemos que las creencias limitantes no querían nada bueno para nosotros pero no es verdad. Así que te invito a reflexionar… ¿qué quería esa creencia limitante para ti? Y cuando lo tengas, pregúntante si la creencia contraria puede cumplir esa función.
Vamos a poner un ejemplo.
“Creo que no valgo la pena para tener pareja”.
¿Cuál es la función de esta creencia? ¿Qué quiere para mí? No sufrir, que no me hagan daño, no equivocarme más.
¿La creencia contraria cumple la función o no la modifica? “Creo que valgo la pena para tener pareja”.
¡Bingo!
Ahora date cuenta del efecto que tiene en tu vida cambiar tu manera de pensar y de creer acerca de la misma.
La manera de ver el problema es el problema y, si esto es cierto, porque lo dijo Albert Einstein xD, cómo estás viendo tu vida está determinando la calidad de los resultados que obtienes.
¿Quieres que te acompañe a dejar atrás todas esas creencias limitantes?
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Comments
Hola,
Esta claro que las creencias limitantes son cosas que pensamos sobre nosotros mismo. Si realmente creemos que podemos hacer algo, el resultado suele ser siempre positivo. Lo mismo se aplica si realmente creemos que no podemos cuando los resultados son casi siempre profecías autocumplidas.
El truco consiste en convencernos sin lugar a dudas de que podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos. Los seres humanos somos muy decididos e ingeniosas cuando estámos debidamente motivados. Hay personas que han aprendido a caminar nuevamente después de que los médicos les dijeron que quedarían paralizadas por el resto de su vida. Otros han sobrevivido o escapado de situaciones imposibles porque se negaron a darse por vencidos, etc., etc.
Nuesta mente controla los resultados y la buena noticia es que nosotros controlamos nuestra mente. Todo lo que necesitamos hacer es elegir lo que deseamos creer sobre nosotros mismos y creerlo. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero definitivamente es factible para cualquiera.
Un saludo,