Cómo hacer de lo ordinario algo extraordinario

Nada cambia. Yo cambio. Todo cambia.

Marcel Proust

Quise guardar este momento como lo más preciado. Quise pararme a reflexionar en cómo lo había hecho, cómo había hecho que cambiara todo casi sin hacer nada. Porque algo tenía muy claro: nada había cambiado.

¿O sí? ¿Por qué de repente un café, un paseo, desayunar o, incluso, ir a la biblioteca se me antojaban actividades tan especiales, tan ricas, tan mágicas, tan llenas de vida? Hasta ahora habían pasado desapercibidas. Estaba claro que lo externo no había cambiado. El café era el mismo, el parque y la biblioteca también. Sin embargo, todo lo veía y sentía diferente.

Si tengo que responder ahora, siento que el factor clave de ese cambio en la experiencia de lo cotidiano y ordinario ha sido la mirada con la que estaba interpretando mi realidad. Ha sido la pausa con la que he saboreado la espuma del café, ha sido respirar con mayor profundidad los paseos, ha sido recordarme el sentido de ir a trabajar cada día antes de ir a por ello.

Al final, la clave ha sido vestir de magia, amor e ilusión todo lo que hacía. Ha sido tomarme tiempo para vivir cada situación como especial y extraordinaria.

• Acaso, ¿cada momento que vives no es irrepetible, único y especial?
• ¿De quién depende que así lo sea?
• Y tú, ¿cómo haces de lo ordinario algo extraordinario?

Muchas gracias por leerme y…

Ojalá seas tú todos los días de tu vida

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