Si te sientas en su silla pasa esto

Hace pocos días volví de un “roadtrip” con una muy querida amiga que está de visita. Quisiera compartir contigo algunas de las reflexiones que surgieron de dicho viaje.

Te cuento. Me considero una persona altamente activa, viajera, aventurera, exploradora y con ganas de comerme el mundo (todavía! ¿se me pasará?). Pues bien, el caso es que mi amiga es el doble de todo lo anterior y, de pronto, me vi en un rol mucho más pasivo. Casi al límite de un saco de patatas.

No lo podía entender.

Hasta que ¡bingo! Topé con la lógica sistémica. Si aún no la conoces, te recomiendo leer al respecto. Te animo a empezar por Bert Hellinger y su libro “Órdenes del amor” o bien puedes leer a nuestro querido Ángel de Lope y su “Visión Sistémica”.

El caso es el siguiente.

Cuando hay una persona que ocupa un rol determinado es como si se sentara en la silla de ese rol. Y el juego de los roles es como el juego de las sillas.

Si alguien se sienta… amigo, te quedaste sin.

Y esto me dio que pensar… Y mucho. Porque no es que yo no tenga ese rol. Sino que ese rol quedó ocupado.

Y, de pronto, me di cuenta de algo revelador.

Si queremos que otra persona sea “más” de algo, quizás deberíamos preguntarnos si no estaremos nosotros ocupando su silla. Porque, puede que, mágicamente, al dejarla libre, el otro la ocupe, tal y como tú querías. Sin esfuerzo, de manera orgánica. Porque si el otro tiene ese rol dentro y tú te suavizas un poquito puede que tome lo que no le permitiste, inconscientemente, tomar.