2 semanas desde que te fuiste
¿Te acuerdas que en el último mail te puse “Vivir es urgente”?
Pues, justo ese día, hace dos semanas, el domingo 1 de octubre, por la tarde, mientras yo lo estaba dando todo en un concierto de Muse en Londres, mi hermano hizo su transición…
Cuando salí del concierto y conecté mi teléfono, vi las 50 llamadas perdidas y mensajes de mi familia, informándome de la triste noticia. También me informaron que, debido al suceso, a mi madre le había dado un ataque en el corazón y se encontraba hospitalizada en críticos.
Te puedes imaginar la situación. En medio de toda la nebulosa conseguí tomar, con grandes dificultades, el primer vuelo que pude para casa: Gran Canaria.
No sé si has experimentado la muerte de un ser querido muy, muy cercano pero hay algo doloroso y punzante en la pérdida que se mezcla con un amor de belleza e intensidad infinitas.
Sigue con nosotros, sigue conmigo pero de otra forma.
Ya no está en un solo lugar. Está en todos. De manera eterna.
Su amor ya no solo está cuando le veo o cuando me acuerdo de él, sino que no se va. Se queda pegado. Se queda pegado en forma de paz, en forma de tristeza, de recuerdos, de amor, de conexión.
Mi hermano estaba diagnosticado con ELA (esclerosis lateral amiotrófica) aunque su fallecimiento a todos nos pilló por sorpresa porque estaba batiendo récords, como Stephen Hawkins. En 2011 le dijeron que le quedaban de 3 a 5 años de vida. Estamos en 2023.
Puede que fuera porque mi hermano tenía esta enfermedad o porque así lo quisimos los dos pero, lo cierto es que cada vez que nos veíamos, en la despedida, lo hacíamos como si fuera la última. Tuvimos todas las conversaciones incómodas que se puedan tener y simplemente dedicamos el último tiempo que teníamos juntos para disfrutar, charlar, ponernos al día, compartir lugares, etc.
La paz no elimina la tristeza, ni el duelo pero sí lo hace más llevadero.
En el avión me di cuenta de una cosa que necesito compartir contigo.
Igual me tiro piedras sobre mi propio tejado pero creo que es por el bien de todos.
Mientras volaba de Londres a Gran Canaria y me había enterado ya de la noticia y mi madre todavía estaba en críticos y no sabían nada, recé muy fuerte porque ella se quedara. Te voy a confesar algo no muy bonito. No era por ella. Era por mí. Quería que se quedara por mí.
Con mi hermano yo estaba en paz, con ella no.
Quizás lo que te quiero decir en este post es…
Que no des por hecho que las personas que tienes a tu alrededor van a vivir eternamente y, por supuesto, tú tampoco.
Si te preguntas, ¿cuándo es el momento de tragarte el orgullo y llamar a esa persona y hacer las paces? Es ahora. Es hoy. Antes de que acabe el día.
Si te preguntas, ¿cuándo es el momento de lanzarte a esa aventura? La respuesta es que te prepares para saltar lo antes posible. Persevera, construye y consolida como si fueras a vivir 100 años. Arriesga como si fueras a vivir 2.
Si te preguntas, ¿cuándo es el momento para decir “te quiero”, “lo siento” o para demostrar tu amor? Ya sabes la respuesta.
No esperes a hacer las paces…contigo, con tu madre, con tu hermana, con tu jefe, con tu amigo… con el mundo.
Memento Mori. Algún día me lo tatuaré. Para siempre recordar que todos vamos a morir. Y que no hay nada de temible en ello. Lo verdaderamente aterrador es no haber vivido, arriesgado, saltado, besado, abrazado, expresado libremente y amado, cuando aún teníamos la oportunidad para hacerlo.
Te deseo una semana llena de vida, de ilusión, de conexión con quien eres tú, alma hermosa y que puedas compartir todo lo maravilloso que existe en ti allá donde vayas, sabiendo que, como mínimo aquí, alguien te ama también con todo lo que no es tan maravilloso de ti.
¡Un fuerte abrazo lleno de amor!
Ana
🙏🏼Gracias🙏🏼
¡Un abrazo y ojalá seas tú todos los días de tu vida!